Albert "Pizzi", 20 años, Medicina (UB); Edu, 19, Medicina (UB); Albert Tini, 23, Musicoterapia (UB); Sergi Marquès, 26, Psicologia (UAB); Enric, 26, Educació Social (URL), Pedagogia (UB), actualmente cursando un máster; Martins, 23, Geografia (UB), actualmente estudiando Educació i Animació Esportiva (UB)
Un consejo (sobre)saliente a "proyectos de banda": reuniros, encontrar un lugar y disfrutar.
Como todos los miércoles se reúnen en el Centre Cívic de Les Corts. Bocadillos en mano y instrumentos a cuestas: la munición está lista. De puntualidad, nada. Hora teórica de la cita: 21:00h. Hora real a la que aparece el primero: 21:20h. Es Edu (bajo), el más joven del grupo. Poco a poco, va apareciendo el resto. Sonrisa de oreja a oreja. Estamos a mitad de la semana, pero huele a viernes. Llega Pizzi (cavaquinho), que es el hermano mayor de Edu (bajo), y luego Tini (voz y guitarra), que es a su vez hermano de Enric (cajón) y con él aparece Marquès (bongos). Ya están todos, sólo falta Martins (guitarra). Llega el último, cuando el ensayo ya ha empezado, pero hasta al más tardón lo reciben con un poco de rumba. Como dice una de sus letras: ¡Andando que es gerundio, sin presente ni futuro, presente, aquí, ahora!. Todo a punto. Son Alma de Pato.
Rumberos, amiguetes y festival. Si se tuvieran que definir serían esas tres palabras. Cantan, sonríen, son enérgicos y descreídos, y también descarados. En su Myspace definen su estado de ánimo como: “a tope”. Y no mienten. Aprovechan cualquier ocasión para romper a cantar, marcan el ritmo hasta cuando no hay música, balancean los pies si están sentados. Son un grupo en el sentido más perfecto de la palabra. Se terminan las frases entre unos y otros, se conocen y predicen, comparten el gusto (incondicional) por una cerveza bien fría, les saca de quicio el “Prohibido Fumar” y la intolerancia, y su agenda de ensayos la marca el Barça. Si hay partido no se toca y punto: “és així, algú ho havia de dir”, dice Pizzi. “Encara que ara estem pensant en ampliar la jornada, hauríem d’assajar també els divendres, eh? (...)”, salta de golpe Enric. Los demás aplauden la iniciativa, faltará ver como se organizan.