LOBUENOYBREVE [Argentina]. Andrés Mooney.

Andrés Mooney, 24 años, estudiante de Periodismo en el Colegio Universitario de Periodismo (Córdoba, Argentina)

Andrés Mooney es argentino, de la ciudad de Córdoba, el noreste y está estudiando periodismo. Como la mayor parte de los aspirantes a periodistas [en el mundo] se encuentra inmerso en ese pantano azuloscurocasinegro en donde, en vez de peces, hay interrogantes y un futuro que se antoja triste e incierto. Sin embargo, aunque aún no ha terminado los estudios, Andrés colabora desde hace dos años en el Canal ShowSport, en el programa de boxeo Segundos Afuera y en algunas emisoras de radio. ¿Hace falta decirlo? Vale, sí. Todo gratis. Pero lo emocionante, en realidad, es que hace menos de un mes viajó hasta Las Vegas dispuesto a creerse periodista. A hacer de periodista. Y lo consiguió. 

La primera vez que lo vemos es en una conferencia en su Escuela Universitaria en donde le rinden homenaje, junto a otro reconocido periodista de Córdoba, Julio Moya, por una cobertura -dicen- "maravillosa". Parece introvertido, pero no. Se arranca a hablar con una sensatez luminosa  que le envejece unos años (pero sólo de mente). "Te guardo un póster de la charla de hoy, que a tu madre le va a hacer ilusión", le dice una de las organizadoras. Se va, pero nos prometemos que hay que seguirle la pista. 

(La historia que sigue ahora va de un viaje, de estar en lugar adecuado en el momento adecuado. Y de las casualidades)

Una afición, una vocación y un ídolo. Si a su pasión por el boxeo le sumas una inmensa vocación periodística y su platónica admiración hacia el boxeador argentino Sergio Martínez el resultado es: tengo-que-verla-como-sea-y-donde-sea antes de que se retire. ¡Ojo al dato! Para los desconocedores del mundo del boxeo, este boxeador tiene un reconocidísimo prestigio, lo llaman 'Maravilla' Martínez y vendría a ser su Maradona por excelencia. Equiliquá. Un Dios. 

Pelea histórica. Resulta que Maravilla Martinez iba a Las Vegas a jugar un torneo histórico. Los seguidores fieles del boxeo sabían que iba a dar que hablar, pero los medios masivos del centro de Argentina deciden restarle importancia. No es fútbol, no es Messi, no hay dinero, es un deporte minoritario y bla. En total, del centro de Argentina sólo fueron tres periodistas al evento. Y sí, uno de ellos era el aún (no) licenciado Andrés Mooney.

Pues sí, era importante. Como ya habían anticipados los sabios del boxeo la final resultó ser de miedo. Ultra-seguídisima en Las Vegas mantuvo en vilo a media Argentina enganchada al televisor en Prime Time. Nadie se lo esperaba. Ahora sí, ¿no? Faltaban periodistas desde el centro de Argentina dispuestos a cubrir el evento. De Buenos Aires, muchos... en el centro, nada.

Sin garantías. Adrián picó a muchas puertas antes de irse, a La Nación y a La Voz -diarios de referencia en Córdoba- pero, como suele pasar a veces después de picar puertas sólo quedan rasguños en el puño y poco más. Nadie le avaló en un principio (ni siquiera consiguió acreditarse para el campeonato). Pero aún así, convenció a su amigo para que le acompañara, le explicó un cuento chino convincente a mamá y a papá ("tengo que probarlo, esto puede ser una oportunidad, voy a trabajar") Y, así, con sus ganas de comerse el mundo,  se va.

Su cámara amateur. Eso de "no tengo cámara" y "no tengo medios" son sólo excusas. Andrés se va a Las Vegas con su amiguísimo, pizzero, ajeno al mundo de la comunicación y compran una handycam medio apañada en Miami y venga. Equipo listo. Da igual si el plano está medio abierto o si hay tanto aire en los márgenes que podría formarse un huracán. Lo importante es estar ahí, frente a frente ante su ídolo con un buen bloc de preguntas. 

Facebook y Twitter, divinos tesoros. Se encuentra en Las Vegas, ya ubicado pero sin acreditación para ir al campeonato. Aún así, no ha ido hasta tan lejos para volver con las manos vacías. Recuerda el nombre del entrenador de Maravillas gracias a Twitter, lo busca en Facebook y le envía un inbox. Así, tal cual. ¿Me podéis dar la dirección del gimnasio donde entrena Maravillas? Y sí, señores, a veces la vida puede ser maravillosa y sorprendentemente sencilla. Recibe la dirección, la teclea en el GPS y se planta ahí. Obviamente no es el único. Muchos periodistas (sobre todo de Buenos Aires) también se han congregado a las puertas del gimnasio con sus portentosas cámaras y sus caras serias de periodistas de verdad. Pero da igual. ¿Qué significa ser un periodista de verdad?

Su momento. Por fin, frente a frente, ante su ídolo. Se encuentra a punto para preguntar. Ha escuchado las preguntas de los demás, pero no le ha dado miedo. Aunque la situación intimida, lleva años siguiéndole la pista a Maravillas y ha ido pensando nuevas preguntas mientras los demás colegas preguntaban. Por un momento, los nervios se desvanecen y sólo están ellos tres: 'Maravillas', él y su amigo haciendo maniobras para grabar mínimamente bien.

¿Resultado? De no estar acreditado y de ir Las Vegas a la aventura, Andrés pasa a la micro- historia del boxeo en las provincias del centro de Córdoba. Sus declaraciones son buenas (¡y tanto que lo son!) y su trabajo tan válido como el del resto de periodistas con diploma. Tres de sus notas fueron publicadas en La Voz del Interior (tanto en la edición papel como en la digital), las entrevistas audiovisuales fueron emitidas en Segundos Afuera y Clásicos del Box, ambos programas emitidos en Showsport. Piezas que su madre -admite- "guarda como el oro". Y todo gracias a trabajo y más trabajo. Reconoce que hizo fotos, notas, vídeos. De todo. Inventó temas y sacó ideas. Lo importante era generar material constantemente.  Y de ciudad del pecado nada de nada. Ni fue Nicolas Cage en Leaving Las Vegas ni probó casinos, ni hizo fortuna. Tampoco bailó con chicas guapas y altas de madrugada. Su viaje fue, principalmente, un sueño hecho trabajo. Durmió poco y comió mal y le echó horas. Muchas. ¿Pero cuántas veces se alinean los astros para hacer de tu hobbie el mejor currículum?
 

Música: Sur, tango interpretado por Andrés Calamaro 
Localización: Córdoba (Argentina)
 


LOBUENOYBREVE. Drewall

Jos Ethman, 22 años, guitarrista y coros; James Shadom, 22 años, vocalista y pianista; Alejandro Albiol, 23 años, manager; Carlos Tor, 21 años, programador web; Daniel Planas, 23 años, diseñador web. De cómo los fans por puntos son tan importantes como la música. 

Ellos son Drewall. Se definen como banda de música independiente y amigos desde hace años. Alojados en Vallvidrera, encuentran el refugio fantástico para componer y ensayar. Su primer disco suena desde septiembre. Y ya han tenido propuestas para tocar en inauguraciones y en festivales universitarios. Pero ellos andan despacio y meditando cada movimiento. Conocen la experiencia de muchos grupos de música y no quieren estrellarse. Por eso, no vuelan alto. Les gusta más, estar/tocar de pies en el suelo/la tierra. 

Ideas que cruzan el océano. James estudiaba en Estados Unidos cuando empezaron las charlas con Álex y Jos para crear Drewall. Skype acortaba lo más de 6.000km que separaban su ilusión. Álex –como buen manager- lo tenía muy claro: “quería juntar a estos dos en un grupo, porque había mucho talento desaprovechado”.

El trastero. “El proyecto comenzó formalmente con él”. Lo habilitaron en marzo de 2011 y desde entonces, es su paraíso musical. La república independiente de Drewall. ¿Habilitar? Insonorizar, repintar, aislar… vaya, estrategias para ahorrarse los gritos de los vecinos.
 
De Leroy Merlín y conferencias de arquitectos. James y su aventura de como insonorizar un local. “Me hice amigo del capo de construcción de la tienda” y “fui a conferencias en la escuela de arquitectos sobre como construir estructuras de pladur”. Plis-plas. Y en tres meses lo tenían construido. ¿Capital inicial? “Del colchón que hemos hecho con los años”.
 
Los micros SingStar. Jos y James se obligaron a componer una canción diaria durante dos semanas. “En catorce días, salieron veinte temas, seleccionamos once y empezamos la grabación”. Todo, con muy pocos recursos. Hasta el punto, que Jos grababa con los micros SingStar.
 
Answers are inside us. Su primer trabajo. Son once temas. Y la intención, inyectar esperanza y optimismo en este mundo.
 
El disco y los hackers. 11 de septiembre de 2012. Día de estreno. Salía a la luz el álbum a través de la web. Pero quince minutos antes de descubrir su obra al público, piratas informáticos atacaron la empresa donde tenían registrado el dominio web de Drewall. ¿Solución? “Put off until 12 de septiembre”.


Refuerzo en HTML. Carlos y Daniel, el programador y el diseñador web, son los padres de Drewall en formato web. Retroalimentación. Colaboran con el grupo y promocionan su carrera personal.
 
Innovación y el clásico ‘boca-oreja’. “Promocionamos la banda por puntos. Esta estrategia ya se utiliza en muchos ámbitos empresariales pero no aún en la industria musical. En la web tenemos el apartado de ‘membership’, donde uno puede hacerse miembro e invitar a sus amigos. Por cada euro que gasten los invitados en Drewall la persona que los invitó gana puntos, que luego podrá intercambiar por experiencias y/o premios con la banda”. La mejor promoción es el boca-oreja que hacen sus fans más cercanos para invitar a gente y obtener más puntos.


Estrategia racional. “Planteamos una estrategia de banda independiente”. Y es por eso, que ya nacen con un equipo detrás. Son de los “yo me lo guiso, yo me lo como”. Tienen local propio, músicos, manager, especialistas web, equipo para grabar y editar los temas. etc. No necesitan salir del ‘Trastero’ para nada y es que dentro tienen mucho trabajo. “Es un proyecto a largo plazo. Queremos hacerlo todo premeditado, estamos lejos de ser un grupo de garaje”.
 
Conciertos. ¡Ahí van! Pero no quieren empezar por la puerta grande. “Tenemos que empezar con pequeños conciertos, aprender a montar el escenario, equivocarnos y que suene mal”. Por el momento, ensayan para ofrecer acústicos. Y entre tanto…


En busca de… las “b”. Bajo y batería. Tienen: voces, guitarra, piano y ‘looper’, pero les faltan manos. Es por eso, que están de casting. Un casting un tanto peculiar. “Queremos buenos músicos, pero también personas extravagantes que se impliquen en el proyecto”. Si les interesa, pasen y sométanse a este jurado.

Consejo (sobre)saliente. “The need to survive always hides what we need in the end to survive”. Es parte de Super Me; tema de su primer álbum. 


Música: Drewall. Amnesic Dreams
Localización: estudio de música de Drewall
Agradecimientos: Núria Díaz, por su agenda llena de contactos.  


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